Un vinilo en un netlabel

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Tiene que haber algo particular sucediendo para que las épocas colapsen de la manera como lo hacen en este siglo que apenas lleva 17 años. Está bien que el cambio es una constante y que realmente todo colapsa desde tiempo sin principio, pero fuera de cualquier impulso anacrónico, hay que preguntarse también por cómo las líneas horizontales de la secuencia, se cruzan y se cuestionan; como tramas fijas que se fusionan, como rutas concretas que se anidan, se contrastan, incluso se disfrazan de ellas entre sí. El ayer y el mañana son ilusiones del presente, pero el presente es una ilusión del mundo real, donde sucede todo sin el tiempo.

Quizás es ahí, fuera del tiempo, donde podemos ubicar ese ente llamado Monofónicos, que hace unos años deciden iniciar unos amigos, diría uno en Medellín, pero a ser más honestos: en la virtualidad. Monofónicos no comenzó con sus amigos siendo amigos, sino perfiles en la red, DJs en fiestas, bloggeros o meros aficionados a la música electrónica. En ese entonces el punto de inspiración era el legado de Series Media, quienes llevaban ya varios años de admirable labor en la ciudad. Monofónicos, por su parte, quizo ubicarse a su manera como un sello netamente de Medellín y orientado a ciertas tendencias musicales que con los años se irían bifurcando y ampliando para recibir nuevas voces.

Tras dos CDs (línea MNFCD) y cuarenta lanzamientos digitales —en tres líneas que abarcan la pista (MNF), la experimentación (MNE) y la colectividad (MNS)—, Monofónicos ha publicado cientos de canciones de productores locales, manteniéndose fiel a la idea de no salirse del Valle de Aburrá. Aunque se han recibido remixes y colaboraciones de afuera, hay en Monofónicos un impulso a mantenerse como un sello local, libre, cuya única finalidad sea aquella que lo fundó: compartir música. Es quizás por ello que a lo largo de los años, viendo caer un netlabel tras otro, Monofónicos se ha mantenido. En gran parte ha sido también por los esfuerzos constantes de Douglas Fugazi, melómano y cibernauta incansable que se ha encargado en los últimos años de mantener el flujo de lanzamientos y de estar constantemente incitando a los demás a colaborar, crear y seguir tejiendo música.

Uno de los sueños de muchos músicos es sin duda tener su música en vinilo. Ahora imagínese la misma situación para un netlabel, un sello fundamentado en compartir música de forma libre, sin más inversión monetaria que una cuenta de Soundcloud, un servidor de wordpress y un dominio. Un vinilo parecería algo imposible en un esquema semejante, además cuando hoy en día hablar de netlabels parece ingenuo. Hay que tener en cuenta que cuando nacieron los netlabels no había explotado el streaming y plataformas como Soundcloud, Spotify o Bandcamp apenas abrían. De hecho, el antiguo perfil de Monofónicos en Soundcloud era una beta pública a la que se logró en su momento acceder, ya que apenas estaba en pruebas su red, que además era bastante novedosa para ese entonces.

Pues resulta que, aún cuando muchos ni se explican cómo ha logrado Monofónicos sostener la idea de un netlabel por ya casi 10 años, ha anunciado su primer vinilo: un resultado artesanal y colectivo que aparece en un momento en el que la escena local está en su punto de ebullición, con el agregado de saber que podemos combinar los diversos formatos y generar música en diferentes plataformas. El disco, llamado Collage, puede adquirirse ya mismo desde Bandcamp, estará a la venta el próximo mes en la ciudad y vendrá cargado con un par de pistas del mismo capitán que iniciaba la serie de lanzamientos de Monofónicos con su EP Libertad, Dsum a.k.a David Uribe, bien conocido en el entorno local por su exploración de un house usualmente profundo e hipnótico, lleno de ecos, voces, soul y raíz, mucha raíz; notable en su siempre entretenido uso de las percusión y el swing. El disco ha sido masterizado por Pheek y su arte visual ha estado a cargo de Santiago Merino.

Es grandioso hallar en su vinilo la misma atmósfera del EP con que hacía su debut años atrás en digital, pero a su vez darse cuenta que en ese sonido tan propio se encuentran nuevas exploraciones, resonancias, sentimientos y logros. Quizás sobre todo esto último, porque aunque sea un modesto objeto de 180grs, en ese vinilo se reafirma el mismo impulso y los esfuerzos de cada persona que hace y ha hecho parte de Monofónicos; bien sea por DJ, por artista, por oyente, por amigo o por curioso. Y no solo eso: la movida es un guiño a esa fauna de estadísticas que llamamos industria musical. O al menos permitámoslo como un bello símbolo, el de un vinilo en un netlabel.

Miguel Isaza M

Cosa oyente y parlante.