Si somos entes-lectores
¿deberíamos hacernos preguntas sobre las prácticas de nuestra lectura?
A veces las evadimos.
No sé ya cómo es que leemos, ni qué sucede cuando lo hacemos, pero sí vemos los códigos y los mensajes al parecer inalcanzables, pero visibles.
No nos preguntamos por qué es que sentimos lo que sentimos, solo contemplamos las permutaciones de los alfabetos, del numérico o del hebreo, o de cualquier simbología de elementos combinables, los cromáticos, los musicales o los algorítmicos.
No nos gusta preguntarnos estas cosas, empezamos a dejar de coordinar los pensamientos, nos olvidamos de asumir una única lógica. %Es mejor ser un robot% A veces nos preguntamos más bien si llegaremos a olvidarnos de esto; si vale la pena dividir y segmentar, categorizar y describir, si controlamos eso de pensar.
Si ya no queremos leer libros pensando en las imágenes que nos suscitan sino en la maestría arquitectónica, en las estructuras de su argumentación y de la narración, si podemos computar el universo de palabras que frecuentan los escritores y no disfrutar de la peculiar manera de no decirnos algo que al parecer sí nos dicen.
¿Podemos desnaturalizarnos por medio de la lectura?
Al parecer, desubicarse es uno de los primeros aspectos que se revelan al comenzar una lectura de cero o al aprender algún otro idioma, pero ¿qué hacer para que cada quién sea libre en su habla? ¿Fusionar lenguajes? ¿Comprender su incomprensión mutua o asumir la traducción y sus ingentes esfuerzos?
La traducción al binario no tiene pérdida de información, qué curioso ¿no?
A pesar de que el inglés sea el idioma más usado para la programación, ha pagado el costo de esa colonización, al hibridarse constantemente su código alfabético con otras lógicas. ¿Tendrá alguna influencia estas prácticas textuales en las maneras en que los entes se relacionan dentro de la sociedad?
Todos parecemos unos radares de información, todos decodificamos lo que nos rodea, leemos lo que se nos viene encima, identificamos los códigos, sabemos que se nos esconden y que rehuyen la exposición, la representación de cualquiera. Preferimos quedarnos con la apreciación de su eficacia o preguntarnos en silencio por qué fallan las cosas, pero ahí ya creemos que no estamos leyendo sino reflexionando o sintiendo no más, pero seguimos leyendo, tristes, pero leyendo.
Mi computador piensa todo el día, no lo dejo descansar: lo torturo con miles de procesos, lo pongo a prueba en la web o en operaciones estúpidas con la calculadora o procesando y descargando miles de gigas de información; nada pasa, me agoto más rápido que él… de hecho, me enseña a resistir y a permanecer en diferentes actividades y a darle proceso y trámite a distinta información al mismo tiempo. Dudo que lo hagamos consciente, al igual que el cifrado de esta permutación; creo que tiene herramientas y la disposición para actuar, como yo.
¿Juntos escribimos esto, no es cierto?
Websites para ejercitarse en la desnaturalización ade la lectur
libraryofbabel.info
http://www.cs.cmu.edu/~dst/DeCSS/Gallery/decss-haiku.txt