Arquitectura Fantástica (II) – El movimiento

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El movimiento es una necesidad de alteración para dar un salto en el vacío hacia la creación y hacia el nacer, y al mismo tiempo es el camino que se traza hacia la transformación y hacia la muerte. En el movimiento están la respiración; las nubes amorfas; la flor sutil; la lágrima; la sangre atravesando los cuerpos; las olas; las células en reproducción; el agua elástica; el mugre, las ondas, los poros; la única emoción que muta en todas. El movimiento es un fenómeno, así como la gravedad, que va desde la expansión del espacio hasta el recorrido de la hormiga.

La primera propiedad del movimiento es que es intrínseco. Nunca se lee un método de cómo mover los ojos, ni de cómo mover la mandíbula; tampoco ninguno que nos indique cómo circular la sangre por nuestro cuerpo. Hay un momento del no-saber racional en el que nos empapamos de la sensación. Empezamos a descubrir que es diferente respirar por el pecho a respirar por la nuca; que es diferente respirar por los pies a respirar por el perineo. Notamos que podemos mover nuestros dedos por una sensación, pero no por un saber intelectual sobre el uso de los músculos y los tendones. Quién me enseñó a usar mis parpados sino yo mismo. Quién le enseñó a mis neuronas a conectarse sino ellas mismas. Quién le enseñó al sol a girar sino él mismo. El movimiento puede espejearse pero no puede enseñarse; nacemos de él.

La segunda propiedad del movimiento es que es lenguaje. Todo movimiento es vehículo de una información y de una intención; de ahí nos comunicamos externamente e internamente. El brazo nunca se extiende porque sí: el brazo se extiende porque alguien busca parar un taxi (intención), y sabe que su extensión (movimiento) le comunica al taxista que necesita de su servicio para poder resolver esa necesidad (información); el taxista, que mueve su cabeza y sus ojos para encontrar alguien que necesite su servicio (intención), ve esta extensión de brazo y entiende que necesitan de él (información). Esto lo lleva a girar su timón, sus manos, sus muñecas, las llantas y su cintura hacia un lado para poder acercarse al andén (intención), mientras que sus luces de parqueo titilan (movimiento) indicando a esa persona que está disponible y que se acerca (información). El taxista mueve sus piernas para poder detener el vehículo (intención), y la persona que extendía su brazo ahora entiende (información) que puede mover sus escápulas, sus dedos y su brazo para abrir la puerta (intención). Estas dos personas continúan su día comunicándose con todo lo que les rodea y con ellos mismos a partir de intenciones e informaciones; todo atravesado por el movimiento.

La tercera propiedad del movimiento es que es creación. El único guía y líder que tenemos para abrir espacio es el movimiento; y el espacio es la única condición que no puede romperse para que algo pueda crearse. Hay que entender que el movimiento no es únicamente el creador de lo material; también es el motor del tiempo. Es por el movimiento que un segundo viene después del otro. Pensamos que el tiempo es una alfombra roja, que crece sin causa y sin pausa, en la que vamos avanzando, y que gracias a esta alfombra podemos movernos. Es al contrario: El movimiento empuja para que el tiempo vaya sucediendo. Va primero la voluntad del movimiento y después el pasar del tiempo.

De vacío en vacío vamos moviéndonos.